Estrenamos nuevo formato donde —cada cierto tiempo— se pasaran diferentes personas a compartirnos grandes ideas. Lo estrenamos con la persona que empezó este proyecto conmigo, hace ya casi 3 años, Sergio San Juan.
Sergio es un curioso voraz que comparte, de manera honesta y sin trampas ni incentivos perversos, las mejores ideas que te ayudarán a entender el mundo mejor.
Hoy nos viene a hablar sobre la importancia de prestar atención a lo que prestamos atención. En un mundo cargado de distracciones y señales, cobra especial importancia tomar consciencia de a quién y a qué le estamos regalando nuestra atención.
Si queréis saber más de Sergio, te recomiendo mucho su newsletter Aprendizaje Infinito.
Te dejo con Sergio.
Mentiría si te dijera que no echo de menos El Rincón de Aquiles. 3 años y 130 episodios me cambiaron. El tema que he elegido para mi vuelta es lo que me lleva obsesionando desde que me fui del proyecto: la atención.
La economía de la atención
Gratis es la mentira más extendida de Internet. No todos los precios aparecen en una etiqueta. No todos los precios se pagan con dinero. El término economía de la atención fue propuesto por el psicólogo y economista Herbert Simon en 1971. En un mundo donde la información es abundante, el recurso escaso —y valioso— es lo que la información consume: la atención.
Desde que Simon propuso el término, la información no ha parado de crecer. En los 90, se generalizó el uso de Internet. En los 2000, aparecieron las redes sociales, con las que cualquiera podía crear y compartir información. Con la reciente invención de los modelos de inteligencia artificial generativa de texto (Chat GPT, Claude o Perplexity), la información crece a un ritmo todavía más acelerado.
Intentar seguir el ritmo es misión imposible. Cada día se lanzan más podcast, newsletters, vídeos y artículos de los que podrías consumir en toda una vida. Para los curiosos que quieren aprender de todo, es un peligro. Si no quieres ahogarte entre tanto contenido, tienes que aceptar la derrota, hacer las paces con el FOMO y filtrar a qué información vas a prestar tu valiosa atención. No es una tarea fácil. Hay personas y empresas demasiado interesadas en tu atención.
Traficantes de atención
Los medios tradicionales contaban con el monopolio de la distribución de información. O tenías contactos, o no tenías plataforma para expandir tu mensaje. Los nuevos medios democratizan la distribución. Hoy cualquiera puede crear una newsletter en Substack, un canal en Youtube o una cuenta en Instagram. Hoy todos somos medios de comunicación.
La democratización de los medios esconde oportunidades y peligros. Con poca idea de nada y dos micros, David y yo llegamos a miles de personas y construimos este bonito proyecto. Pudimos compartir tiempo —y atención— con personas a las que admiramos. Esa es la principal oportunidad de esta nueva economía: cualquiera puede conseguir la atención de los demás. Ese es también el principal peligro de esta nueva economía: cualquiera puede conseguir la atención de los demás.
La tragedia de los comunes
Un bien compartido acaba destruido cuando los individuos actúan de forma independiente guiados por su interés personal. La tragedia de los comunes es un concepto propuesto por el ecólogo Garrett Hardin en 1968. Hardin explicó la idea con el ejemplo de un pasto compartido. Cada pastor tiene motivos (ganar más dinero) para hacer crecer su ganado. Siguiendo estos intereses personales, cada pastor hace crecer su rebaño. Llega un momento en el que el número de animales termina destruyendo el pasto y todos los pastores acaban peor de lo que estaban.
Creo que Internet es un bien compartido que está siendo víctima de la tragedia de los comunes. Cada creador tiene motivos (ganar más dinero) para capturar más atención. Las plataformas que distribuyen los contenidos también son negocios que quieren maximizar sus ingresos, y la mayoría de estos ingresos provienen de la publicidad. Se juntan el hambre con las ganas de comer. Creador y plataforma intentan maximizar el tiempo que pasamos entre contenidos. No hace falta decir cómo acaba esta combinación. Puedes verlo con tus propios ojos.
Llama más la atención la indignación y la controversia que la prudencia y el sentido común. Llama más la atención lo extravagante y dudoso que lo ordinario y honesto. Por eso en YouTube proliferan miniaturas como las de la imagen.
En el libro Pensar en sistemas, una de las soluciones que Donella Meadows plantea para evitar la tragedia de los comunes es apelar a la moralidad. El problema, en palabras de la propia Meadows, es que «los recursos comunes protegidos sólo por la tradición o un “sistema honrado” pueden atraer a quienes no respetan la tradición o no tienen honor». Internet se acaba convirtiendo en un lugar de tráfico de atención donde triunfa quien menos escrúpulos tiene, quien está dispuesto a llegar más lejos. Lo peor es que estamos normalizando este tipo de prácticas.
Atención a la atención
«No hay duda que en todo ser animado, el más importante de sus mecanismos es la atención. Estamos allí donde atendemos. Por eso he repetido tantas veces: dime a lo que atiendes y te diré quién eres». — Ortega y Gasset
En 2011 la plataforma de divulgación científica Edge.org lanzó una pregunta: «¿Cuál es el concepto científico que mejoraría el conjunto de herramientas cognitivas de todo el mundo?» De entre las interesantes respuestas, quiero rescatar la de Daniel Kahneman. El padre de los sesgos respondió con una frase: «Nada en la vida es tan importante como piensas que es mientras estás pensando en ello». Qué es importante para ti depende de donde pones tu atención. Prestar atención a la atención te ayuda a que lo importante sea lo que de verdad importa.
Como creador y como consumidor juegas un papel importante en la economía de la atención. El gran poder de comunicar conlleva la responsabilidad de tratar con respeto la atención de los demás. No des voz a estafadores. No digas la primera estupidez que se te pase por la cabeza. No publicites productos de dudosa calidad. No compartas basura ni odio. Intenta subir el nivel.
Tu feed es un reflejo de lo que consumes, no es culpa del algoritmo. Asume un papel activo y exige que traten tu atención con el respeto que se merece. Las redes sociales tienen recursos como silenciar o bloquear. En YouTube hay varias opciones como «No me interesa» o «No recomendarme este canal» que te permiten influir en los vídeos que aparecerán en tu feed. Si consideras que el título y la miniatura son una grave falta de respeto a tu inteligencia y atención, hay una opción que pone «Denunciar». Exige que traten con respeto tu atención cuando la prestes.
Espero haber devuelto el préstamo. Gracias por la atención.
Sergio-.
Qué bueno volver a ver a Sergio por aquí:)
La atención que te mereces y que en su momento no te pude dar 😅 me encanta que acabaras con el Jardín de las Delicias 🫠🫠🫠🫠🫠🫠🫠🫠🫠🫠