Añado que a veces hay que saber usar ese ego a nuestro favor. Conozco a atletas de powerlifting que levantan más cuando entrenan en un Gym público que con un Gym privado, simplemente por el ego de demostrar que son fuertes. Ese ego que te hace sacar lo mejor de ti, aunque curiosamente nace de un sentimiento poco sano.
Cuando leí “otro tipo de éxito”, recordé un extracto de un libro de Milán Kundera la fiesta de la insignificancia que a la letra dice:
“La insignificancia, amigo mío, es la esencia de la existencia. Está con nosotros en todas partes y en todo momento. Está presente incluso cuando no se la quiere ver: en el horror, en las luchas sangrientas, en las peores desgracias. Se necesita con frecuencia mucho valor para reconocerla en condiciones tan dramáticas y para llamarla por su nombre. Pero no se trata tan sólo de reconocerla, hay que amar la insignificancia, hay que aprender a amarla.”
Añado que a veces hay que saber usar ese ego a nuestro favor. Conozco a atletas de powerlifting que levantan más cuando entrenan en un Gym público que con un Gym privado, simplemente por el ego de demostrar que son fuertes. Ese ego que te hace sacar lo mejor de ti, aunque curiosamente nace de un sentimiento poco sano.
¡Buen punto, gracias por compartirlo querido!
Cuando leí “otro tipo de éxito”, recordé un extracto de un libro de Milán Kundera la fiesta de la insignificancia que a la letra dice:
“La insignificancia, amigo mío, es la esencia de la existencia. Está con nosotros en todas partes y en todo momento. Está presente incluso cuando no se la quiere ver: en el horror, en las luchas sangrientas, en las peores desgracias. Se necesita con frecuencia mucho valor para reconocerla en condiciones tan dramáticas y para llamarla por su nombre. Pero no se trata tan sólo de reconocerla, hay que amar la insignificancia, hay que aprender a amarla.”
Precioso el extracto Edgar, gracias por leerme y por compartirlo por aquí.
¡Abrazo fuerte!
PD: David.